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LAURA E. TORRES

A R T I S T A   V I S U A L

     En la actualidad muchas de las familias mexicanas aún comparten el gusto por decorar su casa con fotografías que recuerdan eventos familiares (bodas, quince años, bautizos, etc.). Esta es una práctica que en muchos lugares ha permanecido por años y que en el presente sigue vigente.

     Encontramos fotografías de los abuelos, los nietos, parientes que ya fallecieron, etc., en casi todos los rincones de la casa: decorando muros, muebles, cabeceras, ventanas. Los hay de todos tipos, desde los enmarcados y apiñados en la pared de la sala, hasta los diversos tamaños de portarretratos de todos colores y materiales en las recámaras, los libreros, el escritorio, etc.

     Estas fotografías constituyen la memoria familiar, aportan un sentido de historia y pertenencia a los miembros de la misma. Y trascienden las generaciones de quienes habitan la casa o la habitaron en algún tiempo. Algunas de ellas conforman los testimonios que constituyen verdaderos trofeos que dan cuenta de las victorias obtenidas: el hijo mostrando su diploma al terminar sus estudios, la hija vestida de blanco para su boda etc.

Los momentos captados en éstas fotografías representan un espacio determinado en el tiempo que es congelado para poseerlo, para rememorarlo. Momentos que estarán presentes en el diario vivir de la familia.

     Por otro lado, estas fotografías ocupan también un espacio determinado, sobre la pared o la cómoda, sobre la alacena o en cualquier rincón, son testigos mudos del espacio físico habitado por la familia.

 

     Si observamos con cuidado, podremos ver que el vidrio que protege estas fotografías refleja parte de la habitación donde han sido colocadas, proporcionándonos no sólo una imagen del pasado congelado sino una imagen del presente habitado.

     Una simbiosis entre el espacio físico reflejado en el vidrio del marco y el espacio temporal capturado en las personas fotografiadas.

     El Libro de los Reflejos está formado por una serie de fotografías que captan los espacios de la casa de mis padres, evidenciados en el vidrio de las fotografías familiares junto con algún detalle del retratado.

     En la casa de mis padres hay varias habitaciones, sin embargo, tres me son más significativas en el presente: La recámara de mi mamá, la de mi papá y la sala.

   Son los marcos que contienen las fotografías de mi familia en estos tres espacios la fuente donde abreva mi cámara para entremeterse y descubrir los reflejos de lo desconocido desde lo conocido… desde otro punto de vista: el de los retratados, aquellos que ya no están, que ya se fueron, o que ya cambiaron, de edad o de lugar.

 Es un poco, como curiosear con los ojos de aquellos retratos, que en silencio observan…y callan.

Laura E. Torres

 

Impresión digital.
Encuadernación en biombo tipo origami forrado en tela.
Caja tipo almeja de madera con cubierta grabada.
Medidas caja 15x15x7 cm

Tres tomos.

Medidas cerrados. 11x11 cm
Medidas desplegados:

“P” 60x60 cm

“M” 60x60 cm

“S” 80x80 cm
Ejemplar único.

2014

 

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